jueves, 22 de octubre de 2009

El Cantar de los Cantares. Cap. 1


Hola a todos aquellos que visitan este Blog. En esta ocasión tengo algo nuevo. Leyendo la biblia me encontré este libro, Cantar de los Cantares (para quienes no lo encuentren, es un libro pequeñito que se encuentra después de Proverbios y Eclesiastés), escrito por el sabio rey Salomón. ¿Que porqué se me ocurrió ponerlo aquí? Porque me parece que es una de las poesías más hermosas que he leído, claro, cuando se le da la entonación adecuada y cuando se dispone el alma enamoradiza. Decidí, como ya se habrán dado cuenta, ponérselos aquí para compartirlo con todos ustedes y vean que la Biblia no es solo un sermón aburrido y moralista, sino una fuente de belleza, amor y dulzura. Aunque es un libro relativamente corto, decidí publicarlo en capítulos para evitar la atiborración y porque, jeje, francamente no tengo tanto tiempo como quisiera para ponerlo todo de a montón. Espero que lo disfruten, especialmente dedicado a aquél a quién le pedí que lo leyera y, de hecho, me donó un poquito de su tiempo para leerlo en el metro, hace ya mucho tiempo...

1.

La canción superlativa, que es de Salomón:

"Béseme él con los besos de su boca,
poque tus expresiones de cariño
son mejores que el vino.


Buenos son tus aceites para fragancia.
Como aceite que se derrama es tu nombre.
Por eso las doncellas mismas te han amado.


Atráeme contigo; corramos.
¡El rey me ha introducido en sus cuatros interiores!
De veras estemos gozosos
y regocijémonos en ti.

De veras mencionemos tus expresiones de cariño
más que el vino. Merecidamente te han amado.


Una negra soy, pero grata a la vista,
oh hijas de Jerusalén,
como las tiendas de Quedar
y, no obstante, como las telas de tienda de Salomón.


No me miren porque soy morena,
porque el sol ha alcanzado a verme.
Los hijos de mi propia madre
se encolerizaron conmigo;
me nombraron guardiana de las viñas,
aunque mi viña, una que era mía, no guardé.


Infórmame, sí,
oh tú a quien ha amado mi alma,
dónde pastoreas,
dónde haces que se eche el rebaño al mediodía.

Pues ¿porqué debo llegar a ser yo
como mujer envuelta en luto
entre los hatos de tus socios?"


"Si no lo sabes por ti misma,

oh hermosísima entre las mujeres,
sal a andar tú misma en las huellas del rebaño
y pace tus cabritos junto a los tabernáculos de los pastores."


A una yegua mía
en los carros de Faraón
te he comparado,
oh compañera mía.

Gratas a la vista
son tus mejillas entre las trenzas,
tu cuello en una sarta de cuentas.
Adornos circulares de oro haremos para tí,
junto con tachones de plata."


"Mientras el rey está a su mesa redonda,
mi propio nardo ha difundido su fragancia.
Como bolsita de mirra es para mí mi amado;
entre mis pechos pasará él la noche.

Como ramillete de alheña es para mí mi amado,

entre las viñas de En-guedí."


"¡Mira! Eres hermosa,
oh compañera mía.
¡Mira! Eres hermosa.
Tus ojos son de palomas."


"¡Mira! Eres hermoso,
mi amado,
también agradable.

Nuestro diván es también uno de follaje.
Las vigas de nuestra magnífica casa son cedros;
nuestros cabrios, enebros."

No hay comentarios:

Publicar un comentario