lunes, 29 de marzo de 2010

La conmemoración: Una fecha importante



Como muchos ya se habrán dado cuenta, durante la semana pasada anduve invitándolos a algunos de ustedes a asisitir a una reunión especial que realizarán los testigos de Jehová a la misma hora (la hora en que se oculta el sol, más o menos a las 6:30pm en el DF y el estado). Chequen las invitaciones que les van a ofrecer o que les ofrecieron al predicar de casa en casa o en la vía pública, ahí viene el lugar y la hora. Lo importante no es de qué religión sean, tengan en cuenta que el objetivo no es cambiarlos de religión, sino que simplemente se trata de una invitación a llevar a cabo un mandato de Jesús para todos: "Sigan haciendo esto en memoria de mí" (Lucas 22:19), por no mencionar el agradecimiento que seguramente todos deseamos manifestarle por su sacrificio para nuestra salvación.
Lean los libros de los 4 Evangelios que vienen en la Biblia (sí, en cualquier Biblia), quizá eso los motive a asistir

¿Cómo nos afecta el mensaje de Jesús?


Jesucristo vino a la Tierra para dar, y no para recibir. De hecho, el mensaje que predicó es un valioso regalo para la humanidad entera, pues nos dio a conocer la verdad acerca de Dios y Su voluntad. Gracias a sus enseñanzas, millones de cristianos verdaderos ya disfrutan de una vida mejor. Además, su mensaje nos permite reconocer el mayor regalo que hemos recibido: el sacrificio de la vida perfecta de Jesús. Y nuestro bienestar eterno depende de cómo respondamos a este aspecto clave de su mensaje.
Jesús sabía que sus enemigos lo harían sufrir hasta morir. Aun así, vino a la Tierra. Como indican sus conocidas palabras registradas en Juan 3:16, "tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna". El propio Jesús admitió tiempo después que vino a dar su alma (osea, su vida) en rescate en cambio por muchos (Mateo 20:28). Ahora bien, ¿porqué dice que daría su vida y no que se la quitarían?
Debido a su inmenso amor por los seres humanos, Dios quiso librarnos de las consecuencias del pecado que todos habíamos heredado: la imperfección y la muerte. Con este objetivo, envió a su Hijo unigénito a la Tierra para que ofreciera su vida humana perfecta como rescate por todos nosotros. Y Jesús, por su parte, estuvo dispuesto a sacrificar su vida. Este rescate que Dios pagó es el mayor regalo que nadie ha hecho por la humanidad, pues nos da a todos la posibilidad de vivir para siempre.
la cuestión ahora es si cada uno de nosotros nos beneficiaremos personalmente de este regalo. Si alguien nos diera un regalo, lo que se esperaría que uno hiciera normalmente es que lo aceptáramos agradecidos, ¿no? Pues con el regalo del rescate que Dios nos ofrece, todo aquel que quiera beneficiarse de este tiene que demostrar que desea aceptarlo.
según Jesús, solo recibirán vida eterna quienes ejerzan fe en él. Y claro, la fe se demuestra por la manera como uno vive (Santiago 2:26). Así que ejercer fe en Jesús implica vivir de acuerdo con lo que él enseñó e hizo. Y para eso, hay que conocerlos bien a él y a su Padre. Ya lo dijo Jesús: "Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tu enviste, Jesucristo" (Juan 17:3).
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LA ATALAYA. ABRIL 1, 2010. VOL. 131, NO. 7

sábado, 27 de marzo de 2010

Enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios



Jesús dijo en una ocasión: "De la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34). Y es cierto: cuando algo nos importa de verdad, a todos nos gusta hablar de ello. Por eso, a juzgar por lo que Jesús enseñó durante su ministerio, sabemos que uno de sus mayores intereses era el reino de Dios.
¿Qué es el reino de Dios? Se trata de un gobierno que Dios ha establecido y que está bajo el mando de un rey. Este gobierno constituyó el tema central del mensaje de Jesús, como lo ilustra el hecho de que se encuentren más de 110 referencias a este en los 4 Evangelios. Prestando atención a lo que dijo e hizo Jesús se puede aprender más sobre este reino y lo que hará por cada uno de nosotros.
El rey del Reino de Dios no se nombra por votación popular, sino que es Dios mismo quien lo elige. Y Jesús indicó que Dios lo seleccionó a él para este puesto.
Como bien sabía Jesús, la Biblia predijo que el Mesías prometido sería el gobernante de un reino eterno (2 Samuel 7:12-14; Daniel 7:13, 14; Mateo 26:63, 64). Así pues, cuando Jesús declaró que él era el Mesías, se identificó como el rey nombrado por Dios (Juan 4:25, 26). Por esta razón, en varias ocasiones usó la expresión "mi reino" (Juan 18:36)
Jesús también habló de un conjunto de personas que reinarán con él (Lucas 22:28-30). Al tratarse de un grupo limitado, se refirió a ellos como "rebaño pequeño". Y explicó: "Su Padre ha aprobado darles el reino" (Lucas 12:32). El último libro de la Biblia indica que, en total, son 144 mil los elegidos para este honor (Apocalipsis 5:9, 10; 14:1)
Hablando con el gobernador romano Poncio Pilato, Jesús dijo: "Mi reino no es parte de este mundo" (Juan 18:36). Siendo así, el Reino de Dios no se valdrá de ninguna organización humana para ejercer su mandato. Es evidente que debe ser un reino celestial, pues Jesús lo llamó en repetidas ocasiones "el reino de los cielos" (Mateo 4:17; 5:3, 10, 19, 20).
Jesús sabía que, una vez terminada su misión en la Tierra, regresaría a los cielos. Allí prepararía un lugar para los elegidos, lo cual haría posible que estos se unieran a él (Juan 14:2, 3).
¿Cuál es su misión? Al enseñar a sus seguidores a orar a Dios, Jesús dijo: "Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra" (Mateo 6: 9, 10). La voluntad de Dios ya se está haciendo en el cielo y, mediante el Reino, se cumplirá también en la Tierra. Para lograrlo, este gobierno realizará cambios radicales en el planeta.
Según indicó Jesús, el Reino de Dios acabará con todo lo malo. ¿Cómo? Borrando de la faz de la Tierra a quienes cometen maldades (Mateo 25:31-34, 46). entonces acabarán de una vez y para siempre la crueldad y la corrupción. Como indicó Jesús, en el mundo solo habrá personas de genio apacible, justas, compasivas, de corazón puro y pacíficas (Mateo 5:5-9).
además, todos disfrutarán de un entorno maravilloso, libre de suciedad y contaminación, pues Jesús prometió que el Reino de Dios transformará por completo nuestro planeta. Cuando un condenado a muerte le pidió a Jesús: "Acuérdate de mí cuando entres en tu reino", él le aseguró: "Verdaderamente te digo hoy: estarás conmigo en el Paraíso" (Lucas 23: 42, 43). En efecto, el Reino de Dios hará de la Tierra un paraíso como el que existió en el jardín de Edén.
Jesús no se limitó a hacer promesas, sino que también demostró lo que hará el Reino de Dios. Por ejemplo, realizó numerosas curaciones milagrosas, las cuales constituyen una pequeña muestra de todo lo que hará en el futuro como Rey. Como explicó Mateo por inspiración divina, Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino y curando toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo (Mateo 4:23).
Curó todo tipo de enfermedades. Por ejemplo, devolvió la vista a un ciego de nacimiento (Juan 9:1-7, 32, 33). En otra ocasión, un suave toque de su mano bastó para curar a un hombre que sufría lepra (Marcos 1:40-42). Y cuando le trajeron a un hombre sordo y con un impedimento del habla, demostró que era capaz de hacer a los sordos oír y a los mudos hablar (Marcos 7:31-37).
Ni siquiera la muerte escapó al poder del Rey escogido por Dios. La Biblia habla de tres personas a las que Jesús resucitó: el único hijo de una viuda, una niña de 12 años y a Lázaro (Lucas 7:11-15; 8:41-55; Juan 11:38-44).
Jesús le reveló al apóstol Juan el futuro que les espera a quienes vivan bajo el Reino de Dios: "¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado" (Apocalipsis 1:1; 21:3, 4). Cuando llegue ese momento, lo que pedimos en oración por fin será una realidad: la voluntad de Dios se hará tanto en la Tierra como en el cielo.
Justamente Jesús enseñó que el comienzo de su reinado coincidirá con un singular período de tiempo al que denominó su "presencia". Él pronunció una detallada profesía que permitiría saber cuándo empezaría este período: en todo el mundo ocurrirían grandes desastres como guerras, hambrunas, terremotos y epidemias y habría un incremento en la delincuencia (Mateo 24:3, 7-12; Lucas 21:10,11). Estos y otros sucesos predichos por Jesús se hicieron especialmente presentes a partir de 1914, año en que estalló la primera Guerra Mundial. Esto indica que Jesús ya es Rey en los cielos. Por lo tanto, queda muy poco para que venga el Reino y se haga la voluntad de Dios en la Tierra.
Ahora bien, ¿qué repercusión tendrá en cada uno de nosotros la venida del Reino de Dios? Eso dependerá de cómo respondamos individualmente al mensaje de Jesús.
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LA ATALAYA. ABRIL 1, 2010. VOL. 131, NO. 7

Enseñanzas de Jesús sobre Dios


Antes de nacer como ser humano, el Hijo primogénito de Dios pasó una inmensidad de tiempo en compañía de su Padre (Colosenses 1:15). Durante este período llegó a conocer bien su mentalidad, sus sentimientos y su forma de actuar. Tanto es así que, cuando vino a la Tierra, quiso que la gente lo conociera mejor, y en eso puso todo su empeño. ¿Qué podemos aprender de lo que enseñó?
El nombre de Dios. Jesús consideraba importantísimo que la gente conociera y empleara el nombre de Dios, Jehová. Su propio nombre, Jesús, significa "Jehová es Salvación". Por eso, la noche antes de morir dijo en una oración a su Padre: "Les he dado a conocer tu nombre" (Juan 17:26). En efecto, él usaba el nombre de Dios y se lo enseñaba a quienes lo escuchaban. Al fin y al cabo, ¿cómo iban a aprender la verdad sobre Jehová si no conocían su nombre ni su significado?
Su inmenso amor. En una ocasión, mientras oraba a Dios, Jesús dijo: "Padre, me amaste antes de la fundación del mundo" (Juan 17:24). Jesús había aprendido lo que era ser amado por Dios mientras estuvo en los cielos; de ahí que, cuando vino a la Tierra, hiciera todo lo posible para que la gente apreciara este amor en sus múltiples facetas.
Para empezar, enseñó que Jehová ama a todos los seres humanos. "Tanto amó Dios al mundo- explicó- que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna". (Juan 3:16). El término griego que aquí se traduce "mundo" no se refiere al planeta Tierra, sino a la humanidad. De modo que fue su inmenso amor por los seres humanos lo que lo impulsó a sacrificar a su Hijo más querido. Así podría rescatar a sus siervos fieles del pecado y la muerte y darles la esperanza de vivir eternamente. Apenas podemos imaginarnos -mucho menos medir- la profundidad del amor de Dios (Romanos 8:38,39).
Pero Jesús enseñó algo más: que Jehová también ama a cada uno de sus siervos por separado. Jesús comparó a su padre con un pastor para quien cada oveja es única (Mateo 18:12-14). Asimismo explicó que ni siquiera puede caer un gorrión al suelo sin que Jehová lo sepa. Jesús dijo todavía más: "Los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados" (Mateo 10:29-31). En resumidas cuentas, si Jehová muestra interés por un gorrioncito que no está en su nido, ¿cómo no se va a preocupar por cada uno de sus siervos? Y si cuenta cada uno de nuestros cabellos, ¿cómo se le va a escapar alguna de nuestras necesidades, luchas y preocupaciones particulares?
Padre celestial. Como vimos, Jesús es el Hijo unigénito de Dios. Por eso, no es de extrañar que en la mayoría de las ocasiones utilizara el título "Padre" para referirse a Él. De hecho, las primeras palabras de Jesús registradas en la Biblia corresponden a una ocasión en que, estando en el templo, con solo 12 años de edad, lo llama "mi padre" (Lucas 2:49). En los Evangelios se le aplica este título unas 190 veces. Jesús lo utilizó con mucha frecuencia en expresiones como "Padre de ustedes", "Padre nuestro" y "mi padre" (Mateo 5:16; 6:9; 7:21). Así indicó que hasta seres humanos pecadores e imperfectos pueden forjar una relación muy estrecha y afectuosa con Jehová.
Misericordioso y perdonador. Jesús sabía que, como personas imperfectas, necesitamos la misericordia de Dios. Por eso, en la parábola del hijo pródigo presentó a Dios como un padre compasivo que recibe a su hijo arrepentido con los brazos abiertos (Lucas 15:11-32). Así es, Jehová busca cualquier indicio de arrepentimiento que le permita mostrarnos misericordia. ¿Porqué? Porque Él de veras quiere perdonar a la persona arrepentida. Jesús declaró: "Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por 99 justos que no tienen necesidad de arrepentimiento" (Lucas 15:7), y la verdad, si somos sinceros, todos hemos sido pecadores en algún momento.
Atento a nuestras oraciones. Mientras estuvo en los cielos, Jesús aprendió que Jehová, a quien se le llama "Oidor de la oración", quiere que sus siervos fieles le oren (Salmo 65:2). Por eso, cuando vino a la Tierra, enseñó a sus discípulos a orar. "No digas las mismas cosas repetidas veces", aconsejó. Además, les dijo qué cosas podían pedirle a Dios: que se hiciera Su voluntad "como en el cielo, también sobre la Tierra", que les diera lo necesario para cada día, que perdonara sus pecados y que los ayudara a resistir las tentaciones (Mateo 6:5-13). Jesús dejó claro que Jehová es un Padre amoroso que responde las oraciones sinceras de sus siervos fieles (Mateo 7:7-11).
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"Nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo" (Lucas 10:22).
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LA ATALAYA. ABRIL 1, 2010. VOL. 131, NO. 7

Enseñanzas de Jesús sobre sí mismo.


Para poner fe en Jesús y en sus enseñanzas, antes tenemos que conocerlo bien. Debemos saber quién era, de dónde vino y cuál era su propósito en la vida. En los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan encontramos la respuesta a todas estas cuestiones y, lo que es más, de boca del propio Jesús.
Su existencia antes de nacer en la Tierra. En cierta ocasión, Jesús dijo: "Antes que Abrahán llegara a existir, yo he sido" (Juan 8:58). Si nació unos dos mil años después que Abrahán, ¿cómo es posible que existiera antes que este fiel patriarca? "Porque-explicó él-he bajado del cielo" (Juan 6:38)
El Hijo de Dios. Aunque Jehová tiene muchos hijos angélicos, Jesús es diferente del resto. Él mismo se describió como el "Hijo unigénito de Dios" (Juan 3:18). Es el hijo unigénito porque es el único que fue creado directamente por Dios. Todo lo demás fue creado a través de Jesús. (Colosenses 1:16)
"El Hijo del hombre". Esta fue la expresión que más utilizó para referirse a sí mismo (Mateo 8:20). Así aclaró que era un ser humano en toda regla, y no un ángel materializado, ni una encarnación de Dios o cualquier otro ser espiritual. Mediante el espíritu santo, Dios transfirió la vida de su Hijo a la matriz de una virgen de nombre María. Jesús pasó de vivir en los cielos a nacer en la Tierra como un ser humano perfecto, es decir, sin pecado (Mateo 1:18; Lucas 1:35; Juan 8:46).
El Mesías prometido. Cuando cierta mujer samaritana le dijo: "Yo sé que el Mesías viene", Jesús le contesto: "Yo, el que habla contigo, soy ese" (Juan 4:25, 26). Los términos mesías y cristo significan lo mismo: "el ungido". En otras palabras, Jesús fue el elegido de Dios para desempeñar una importante función en el cumplimiento de las promesas divinas.
Su principal comisión. Él mismo explicó cuál era: "tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado" (Lucas 4:43). Aunque es cierto que realizó muchas buenas obras, lo más importante para él era anunciar el Reino de Dios.

Su mensaje Universal


No hay duda de que las palabras son poderosas. Bien escogidas pueden motivar, dar esperanza e incluso cambiar vidas. Pero nadie les dio mejor uso que Jesucristo. Así lo ilustra el testimonio de alguien que lo oyó pronunciar el conocido Sermón del Monte. "Cuando Jesús terminó estos dichos, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar" (Mateo 7:28).
En la actualidad, gente de todo el mundo conoce algunas de las profundas enseñanzas de Jesús:
"No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24)
"Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también de igual manera tienen que hacérselas a ellos" (Mateo 7:12)
"Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios" (Mateo 22:21)
"Hay más felicidad en dar que en recibir" (Hechos 20:35)
Sin embargo, Jesús hizo más que sólo enunciar máximas cargadas de sabiduría. Su mensaje era poderoso porque revelaba la verdad sobre Dios, daba sentido a la vida e indicaba claramente cómo se acabaría de una vez por todas con el sufrimiento, a saber, mediante el Reino de Dios.
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"Nada hace tan especial al sabio de Capernaum como el hecho de que sus enseñanzas continúen hoy profundamente enraizadas en el corazón y la mente de la gente". (Gregg Easterbrook, escritor).
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LA ATALAYA. ABRIL 1, 2010. VOL. 131, NO. 7

El hombre que cambió el mundo



Aunque miles de millones de personas han poblado el planeta, el recuerdo de la mayoría de ellas se ha perdido en las arenas del tiempo. Aún así, algunas han cambiado el curso de la historia y han contribuido a que nuestra vida sea como es.
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Imagínate un día como cualquiera. Te levantas por la mañana, enciendes la luz y te preparas para ir al trabajo o a la escuela. Quieres aprovechar el tiempo, así que te llevas un libro o revista para leer en el metro. Y antes de salir, te tomas el antibiótico que te recetó el médico para la infección de garganta. ¿Te das cuenta? Tu día apenas empieza y ya tienes mucho que agradecerle a los inminentes personajes que menciono a continuación:
*Michael Faraday. Es gracias a este físico británico, nacido en 1791, que hoy podemos hacer uso de la electricidad, pues él desarrolló el motor y el generador eléctricos.
*Ts'ai Lun. A este funcionario de la corte imperial china se le atribuye la mejora del sistema de fabricación del papel en el año 105. Este fue el primer paso a la producción masiva de papel.
*Johannes Gutenberg. Al crear la primera prensa de tipos móviles alrededor del año 1450, este inventor alemán consiguió que se abaratara la impresión. Como resultado, hoy día está generalizado el acceso a una enorme variedad de información.
*Alexander Fleming. Este investigador escocés descubrió en 1928 un antibiótico al que llamó penicilina. Desde entonces, las infecciones bacterianas se tratan habitualmente con antibióticos.
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En efecto, muchas comodidades de las que gozamos en la actualidad, así como ciertos avances en el campo de la salud, se los debemos a un pequeño grupo de personas excepcionales.
Pero hay un personaje que, sin haber hecho un gran descubrimiento en el campo científico o tecnológico, se destaca por encima de los demás. Se trata de un hombre de origen humilde que murió hace casi 2000 años. Dejó un valioso legado a ala humanidad: un poderoso mensaje de esperanza y consuelo. Ha sido tanta la influencia de sus enseñanzas en gente de todo el mundo, que muchos concordarán en que fue, sin lugar a dudas, el hombre que cambió al mundo.
¿De quién estoy hablando? Ni más ni menos que de Jesucristo.
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Hola a todos los lectores que se dan un poco de tiempo para leer este blog, medio abandonado por mis otras ocupaciones, pero que de vez en cuando saca cosas interesantes. De hecho, si ahora puedo escribir algo por aquí, es debido a las vacaciones de semana santa. Estos días son especiales en todo el mundo, no solo porque los niños y algunos adultos no tienen clases o actividades laborales (con excepción de algunos infortunados que tenemos que hacer las tareas equivalentes a la asistencia a clases de esa semana), sino porque, para los que creemos en Dios y en lo que dice la Biblia, son especialmente estas fechas, ya que, como estarán notando en algunas programaciones especiales de televisión o por algún otro medio, nuestro señor Jesucristo murió, hace casi 2000 años, por estas fechas.
¿Cómo nos afecta esto hasta estos días? ¿Porqué causa tanto revuelo no solo su antigua existencia, sino también su muerte? ¿Quién fue? Estas y más preguntas nos vienen a la mente inevitablemente a la mayoría de los curiosos, y estaré hablando de ello en los siguientes artículos.
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FUENTE: LA ATALAYA. ABRIL 1, 2010. VOL. 131, NO. 7