lunes, 16 de noviembre de 2009

¡¿Defecar por la boca?!

¿Que no es posible? Lo cierto es que no es nada común, mucho menos normal, pero... CRÉANLO, es posible. Uno, después de rebanarse el ceso pensando en cómo es esto posible, podría llegar a la conclusión de que se trata de una consecuencia derivada de una malformación que alguien que sobrevivió (quién sabe cómo) pudo haber presentado al momento de nacer: ano imperforado. Mas no, simplemente las personas que nacen así necesitan cirugía o no sobreviven por mucho tiempo.
No obstante, en uno de mis muchos y cotidianos días de oscio, me encontré con un video en you tube de un grupo de sujetos que, si bien siempre andan haciendo videos de babadas, en ese video mostraban a un señor que era capaz de "defecar por la boca". De inmediato mi hermano me dijo que era un truco muy bien efectuado. Pero, siempre curiosa, me puse a investigar si no se trataba de alguna mutación, una enfermedad genética o algo por el estilo, y me encontré con que se trata de una enfermedad.

Si bien esta enfermedad no es como tal el hecho de defecar por la boca, es algo bastante parecido y, además, no tan extraño en el mundo, ya que incluso los animales (al menos los perros) lo pueden presentar. Incluso tu, mi querido lector, puedes llegar a padecer esto por pena a tratarte cierto... problemilla.

Primeramente, mi deber hacia las personas que conozco que no pudieron seguir con sus estudios, me obliga a describirles muy a la ligera el sistema digestivo. El aparato digestivo es un conjunto de órganos que transforma lo que comemos en sustancias que se puedan absorber fácilmente, las cuales son solubles y simples, siempre que puedan ser asimiladas por los tejidos. Está formado, en general, por las glándulas salivales, la faringe, la lengua, el esófago, el páncreas, el estómago, el hígado, la vesícula biliar, el intestino delgado, el intestino grueso, el recto y el ano.

Ahora bien, lo que más nos interesa en este caso son los intestinos. Sépase que el intestino delgado se divide en tres segmentos: íleon, yeyuno y duodeno. El duodeno es la parte más ancha del intestino delgado y recibe los alimentos semidigeridos del estómago para culminar la mayor parte de los procesos digestivos; a este se le conecta el yeyuno y a este último el íleon, dos segmentos con una función parecida: la absorción de los alimentos digeridos, y la diferencia entre uno y otro radica predominantemente en que el yeyuno absorbe más nutrientes que el íleon, por lo cual tiene mayor irrigación sanguínea, mientras que el íleon tiene una función mas bien de defensa orgánica e inmunitaria. Este último segmento se conecta con el intestino grueso mediante el ciego; a su vez el intestino grueso es el que se conecta al recto y este al ano.

Una vez terminado el choro inicial, viene lo más raro: sucede que lo descrito al inicio es causado por una obstrucción inicial. ¡Así es, señoras y señores: estar terriblemente tapados nos puede llevar a "defecar" por la boca! Aunque, en primera, se necesita de un taponazo tremendísimo y, en segunda, no sería "defecar" estrictamente hablando.

Vamos por partes. Una obstrucción mecánica en el intestino (ya sea grueso o delgado) significa que hay algo por ahí que no deja que los alimentos (o porquerías, como la maruchan) que comemos siga su paso hasta el recto. Esto puede deberse a un tumor en el intestino, hernias, inflamación intestinal, sustancias extrañas en el intestino (como el típico chamaco al que se le ocurre tragarse una moneda), cálculos biliares, heces impactadas (osea un tapón de caca), que el intestino se pliegue a sí mismo o tejido cicatrizante derivado de una cirugía abdominal o pélvica, principalmente ginecológica (¡¿porqué las mujeres estamos condenadas a la mala salud?!) o gastrointestinal. Alguna de estas cosas obviamente causa dolor, principalmente porque, como las heces y los gases no pueden ser expelidos, hay una hinchazón en el intestino que causa mucho dolor.

Si aún con todo esto la desdichada persona que lo padece no se atiende, llegan más cosas: calambres abdominales, distención abdominal (osea, se ven gordos, obviamente), náuseas, vómito, diarrea (esta solo en los casos en los que el bloqueo es parcial, no total), fiebre y un aliento fétido (:-Ó~). A continuación les voy a poner una información muy interesante que encontré en un libro escrito por A. Martín Duce:

"La obstrucción mecánica del intestino delgado se caracteriza por dolor abdominal cólico localizado a nivel mesogástrico. El hiperperistaltismo (exceso de movimientos del intestino) puede provocar borborigmos audibles (como cuando dicen "te gruñen las tripas") que suelen coincidir con el dolor. Con el tiempo disminuye la actividad peristáltica (disminuyen los movimientos intestinales) y la intensidad del dolor puede disminuir como efecto de esto... Los vómitos son casi omnipresentes en la obstrucción del intestino delgado, siendo más profusos y tempranos cuanto más próxima (cercano) es su nivel (por ejemplo, una obstrucción en el duodeno). Inicialmente, el vómito es básicamente bilis y moco (del intestino, no de la nariz), y puede mantenerse así si el nivel de obstrucción es alto, pero si el íleon se dilata y la situación se prolonga, cambiarán las características del líquido retenido adquiriendo aspecto fecaloideo (que tiene el olor y el aspecto de las heces fecales), más opaco y maloliente, secundario al sobrecrecimiento bacteriano (hay bacterias que es normal que estén en el intestino, pero en una medida regulada generalmente por su expulsión a través de las heces): esto es propio de las fases avanzadas en la progresión de la obstrucción... La ausencia de expulsión de heces y gas por el ano ocurre si la obstrucción es completa, pero inicialmente pueden realizarse deposiciones espontáneas (es decir, le gana donde sea y cuando sea) o con enemas (líquidos del intestino en este caso). La diarrea puede aparecer en obstrucciones parciales... Es de gran trascendencia descartar la presencia de hernias incarceradas (desplazamiento de una víscera u otra parte blanda fuera de su cavidad natural y que no se reducen a la cavidad abdominal), dada su tendencia a la estrangulación (que deje de irrigarse el intestino con sangre) y la importancia de que el tratamiento quirúrgico sea realizado a tiempo: riesgo de necrosis intestinal (osea, que se muera el intestino y, consecuentemente, la persona misma)..."

Conclusión: ¿Se puede defecar por la boca? Sí y no: Si a todo lo que sale por la boca le llamamos vómito y a todo lo que sale por el ano le llamamos heces (o caca o.. etc.), en si estaríamos "vomitando" material fecal o "defecando" material fecal, según por dónde salga; luego entonces, se trata de un mal empleo de los términos médicos y lingüísticos del español.

Ahora bien, si no nos ponemos tan reinas en eso del lenguaje, sí es posible defecar por la boca, sólo que puede estar "tan fea la cosa o no" según el segmento del intestino de donde venga: duodeno, casi lo del estómago + moco intestinal; yeyuno y conforme avanza: porquería más apestosa y desecha que en duodeno o que en segmentos anteriores, porque hay que tomar en cuenta que a lo largo de todo el intestino delgado se va bañando y dejando marinar en moco intestinal, bilis, bilirrubina y enzimas la comida resagada que por su puesto se echó a perder, etc. Y si pasa al intestino grueso, peor tantito, porque ahí entra en acción la pepsina (la que le da un olor especialmente pestilente a las heces) y la absorción de agua, con lo cual todo se va formando en "paquetitos" que pueden estar blandos o secos, según el tiempo que lleven ahí, donde el agua se absorbe (me imagino que sería un vómito más bien duro, muy duro teniendo en cuenta que tiene ahí más tiempo que el que tardan los estriñidos en evacuar, aunque quizá se humedezca a lo largo de todo el camino hacia la boca... ¡guácala!).

Bueno... una vez entendido todo esto, pasamos al video. He aquí el video que despertó en mí la curiosidad por este fenómeno (la enfermedad, no la persona). La verdad aún no se si el señor que aparece ahí tenga algo de lo que he descrito... pero al menos a mí me parece bastante real y será un buen ejemplo de lo que puede pasar con esto.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Espinillas, barros... acné


El inhebitable horror en la vida de la mayoría de los adolescentes modernos, peor pesadilla de las jovencitas que quieren ser aceptadas o de los jóvenes que esperaban declararsele a aquella chica encantadora justo ese día. En realidad depende de la persona: para los más valequeso solo es parte de su cara; para los más delicados emocional y socialmente es toda una catástrofe, en especial cuando se aparecen las cordilleras del acné.

¿En sí cuál es la diferencia entre barros, espinillas y acné? Estoy segura que muchos de ustedes ya lo saben, pero como yo no, me puse a investigar y decidí informarlo para los que, como yo, somos bien ignorantes.

Primeramente debemos de saber qué onda con la piel, dado que es un problema de la piel (obviamente). Aclaro para los delicaditos a los que no les gustan las ambigüedades: me refiero a la epidermis y si, en este artículo encontrarán muchas más ambigüedades. Bueno, para no proseguir con la redundancia, les diré (para quienes no lo sepan) que la piel tiene varias glándulas (como las sudoríparas que segregan agua y sales (sudor) para refrescar la piel), entre las que nos interesan las glándulas sebáceas, que segregan lípidos (grasas, como muchos las conocen) para mantener hidratada la piel. Es por esto que para aquellas personas con cutis graso se les recomienda no echarse mucha crema en ciertas zonas de la piel en las que las glándulas sebáceas segregan más grasa de la necesaria. Este sebo, además, ayuda a mantener la flexibilidad de la piel, a darle brillo y mantenerla en buen estado, así que estas glándulas no son una maldición, como algunos creen.

Sin embargo, puede haber problemas. Tanto hombres como mujeres tenemos en nuestro organismo algunas hormonas andróginas, como la testosterona, mayoritariamente presente en los varones que en las mujeres, pero finalmente presente en ambos. Durante la temible etapa de la adolescencia, estas hormonas se alborotan, haciendo que la producción de sebo aumente considerablemente. Esto se soluciona con cualquier pañuelo, por lo que no hay problema en sí. El problema se presenta cuando se tapa un poro por el exceso de sebo, de manera que este se acumula ahí, con lo cuál se ha dado origen a una espinilla o punto negro. Pero no todo es culpa de las hormonas andróginas, sino que también ahí va implicada la maldición de las mujeres: durante los días cercanos a la menstruación o durante el embarazo, las glándulas sebáceas se sobre-estimulan, lo cual ayuda a desarrollar este problema. Y sí, como todo lo malo, es hereditario: la cantidad de sebo que produce el organismo está determinada por factores hereditarios (entre otros factores).

Ahora pasaré a explicarles que muchas bacterias no son dañinas para nuestro organismo o incluso nos ayudan (como los lactobasilos), mientras que otras sí son malas, muy malas: la bacteria Propionebacterium acnes es una mugre que se aloja en los poros tapados por las espinillas y los infecta, causando hinchazón y enrojecimiento de la zona, así como una secreción de pus: los abominables barros. Cuando nos pelliscamos estos barros, no nos labamos las manos y pelliscamos otra zona de la cara, propagamos la infección a esas otras partes, con lo que más poros se ven infectados de la misma manera: se ha dado orígen al acné. (NOOOOOO!!!!!)

¿Que qué se puede hacer? Primeramente labarse bien la cara constantemente ayuda a eliminar el exceso de sebo sobre la piel y a evitar que los poros se tapen, en especial si se aplican cosas que ayuden al taponamiento de estos poros (como el maquillaje, crema, mascarillas..). Para las chicas (y algunos chicos), el maquillaje axepsia no es la única salida: cualquier maquillaje comedogénico les puede ayudar, pues si acaso tiene poco aceite y demás cosas que le meten al maquillaje común, y no es tan caro como el anunciado por la tele (supongo!). Usar productos exfoliantes sirve mucho para la prevención, pues limpia la piel de desechos y exceso de sebo, pero cuando ya se tienen barros es contraproducente porque los leseiona más. Lo que ayuda para prevenir e incluso tratar hasta un problema de acné son las vergonzosas mascarillas con las que a ninguno nos gustaría ser filmado: las de aguacate, las de base de frutas, las de barro...

Obviamente exprimirse los barros no es una opción, pues esto incrementa la inflamación y se corre el riesgo de que las lesiones puedan infectarse y dejar cicatrices.

Lo sé, es horrible... hiere la sensibilidad de cualquiera saberlo... pero es así. En fin, la vida sigue, y la adolescencia algún día ha de terminar :). En lo que pasa, aquí les dejo algunos videos.

PRECAUCIÓN: El video del barro no se recomienda verlo si se ha comido en un tiempo corto, si se es muy sensible o si no resisten las cosas asquerosas con facilidad. Si llegasen a vomitar, no me hago responzable, en serio!


El yo pecador del artista


¡Cuán penetrante es el final del día en otoño! ¡Ay! ¡Penetrante hasta el dolor! Pues hay en él ciertas sensaciones deliciosas, no por vagas menos intensas; y no hay punta más acerada que la de lo infinito.
¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo inmenso del cielo y del mar! ¡Soledad, silencio, castidad incomparable de lo cerúleo! Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones.
Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Mis nervios, harto tirantes, no dan más que vibraciones chillonas, dolorosas.
Y ahora la profundidad del cielo me consterna; me exaspera su limpidez. La insensibilidad del mar, lo inmutable del espectáculo me subleva... ¡Ay! ¿Es fuerza eternamente sufrir, o huir de lo bello eternamente? ¡Naturaleza encantadora, despiadada, rival siempre victoriosa, déjame! ¡No tientes más a mis deseos y a mi orgullo! El estudio de la belleza es un duelo en que el artista da gritos de terror antes de caer vencido.
Charles Baudelaire